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En donde Chile cansado por fin de rutas y espacio quiere morir como todos, gacela, coyote o ganso, él empecinado aún
Yo canto lo que tú amabas, vida mí… por si te acercas y escuchas, vida… por si te acuerdas del mundo que v… al atardecer yo canto, sombra mía. Yo no quiero enmudecer, vida mía.
Sol de los Incas, sol de los Maya… maduro sol americano, sol en que mayas y quichés reconocieron y adoraron, y en el que viejos aimaraes
-«En la luz del mundo yo me he confundido. Era pura danza de peces benditos, y jugué con todo
El mar sus millares de olas mece divino. Oyendo a los mares amantes mezo a mi niño. El viento errabundo en la noche
Me toca en el relente; se sangra en los ocasos; me busca con el rayo de luna por los antros. Como a Tomás el Cristo,
La llama y yo cambiamos señas, ella torciéndose, yo enclavada. Le encargo quemar mi cuerpo en caoba derribada. Y la llama aceptando me toma
Yo dije: “ahora a que la pobre Ma… Ella robó su rostro, ella ofendió… ella cubrió su voz para que no lla… Una voz dijo: “Vive para aprender… Con sólo que camines te la irás en…
¡Un hijo, un hijo, un hijo! Yo qu… y mío, allá en los días del éxtasi… en los que hasta mis huesos tembla… y un ancho resplandor creció sobre… Decía: ¡un hijo!, como el árbol co…
Aún vivimos en el trance del torpe olvido y el gran silenci… entraña nuestra, rostros de bronce… rescoldo del antiguo fuego, olvidados como niños
Dónde la humedad se guarda asistidora y mansueta y el resuello del calor no alcanza a la Madre Gea, suben, suben silenciosos
Otra vez la ruta calva sin álamos ni pomares, el viento ácido golpeando a mi nuca corno un dios loco y en flecha rota vencido
Doce son de todo tiempo las madres-araucarias. Cada leñador que cruza quiere tumbar la parvada, y halla que de la primera
La ciudad de amansaderas, curtidores y alfareros, tiene tendones heridos y un no sé qué de lo huérfano, y a medio alzarse nos cuenta
Árbol de fiesta, brazos anchos, cascada suelta, frescor vivo a mi espalda despeñados: ¿quién os dijo de pararme y silabear mi nombre?