A Enrique Díez-Canedo.
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El rojo sol de un sueño en el Ori… Luz en sueños. ¿No tiemblas, anda… Pasado el llano verde, en la flori… acaso está el cercano final de tu… Tú no verás del trigo la espiga sa…
En mi rincón moruno, mientras repi… el agua de la siembra bendita en m… yo pienso en la lejana Europa que… el fiero norte, envuelto en lluvia… Donde combaten galos, ingleses y t…
Daba el reloj las doce... y eran d… golpes de azada en tierra... ...¡Mi hora!—grité—... El silenci… me respondió:—No temas; tú no verás caer la última gota
Naranjo en maceta, ¡qué triste es… Medrosas tiritan tus hojas menguad… Naranjo en la corte, ¡qué pena da… con tus naranjitas secas y arrugad… Pobre limonero de fruto amarillo
Oh Soria, cuando miro los frescos… cargados de perfume, y el campo en… abiertos los jazmines, maduros los… azules las montañas y el olivar fl… Guadalquivir corriendo al mar entr…
Verdes jardinillos, claras plazoletas, fuente verdinosa donde el agua sueña, donde el agua muda
La roja tierra del trigal de fuego… y del habar florido la fragancia, y el lindo cáliz de azafrán manche… amó, sin mengua de la lis de Franc… ¿Cuya es la doble faz, candor y ha…
frente a mi ventana. Entre los jazmines y las rosas blancas de un balcón florido, vi las dos hermanas.
Está la plaza sombría; muere el día. Suenan lejos las campanas. De balcones y ventanas se iluminan las vidrieras,
Señor, me cansa la vida, tengo la garganta ronca de gritar sobre los mares, la voz de la mar me asorda. Señor, me cansa la vida
El casco roído y verdoso del viejo falucho reposa en la arena... La vela tronchada parece que aún sueña en el sol y en el ma…
Al fin, una pulmonía mató a don Guido, y están las campanas todo el día doblando por él: ¡din-dan! Murió don Guido, un señor
Cabalgaba por agria serranía, una tarde, entre roca cenicienta. El plomizo balón de la tormenta de monte en monte rebotar se oía. Súbito, al vivo resplandor del ray…
Yo, como Anacreonte, quiero cantar, reír y echar al vie… las sabias amarguras y los graves consejos, y quiero, sobre todo, emborracharm…
Era mía noche del mes de mayo, azul y serena; sobro el agudo ciprés brillaba la luna llena, iluminando la fuente