Cada día me levanto por la mañana
para cantarle al cielo,
sin recibir respuesta de vuelta.
Si tan solo pudiera arrojarme contra
las fauces de aquella demencia que provocan mis desvelos y devastan lo que alguna vez existió.
Al menos caería en la mañana buscando una muerte hermosa en el corazón, en una vida cuya belleza se extinguió.
Si tan solo...