Mis días se tornan intranquilos
De mi mente no puedo sacarte,
El pánico me inunda
Intentando descifrarte.
Cantaba al cielo pidiendo ayuda
Mi quebrada voz ha sido ignorada,
A cambio los dioses se burlaban
De esta alma trastornada.
Mis demonios agitan con fuerza,
¡Clemencia!—gritan—
Los ignoro puesto que
Intento acostumbrarme a esta demencia.
Me apuñalas al pecho
Me desangro sin sentir,
Puesto que mi corazón
Yace en tu mano sin latir.
¡No me lo devuelvas! Te pertenece,
Más no quiero sufrir,
Porque de hacerlo
Está vez sin retorno volveré a morir.
El día cae, se suicida;
Las flores se corrompen de melancolía
Castillos de arena arrasados por aquella, que es una fuerza inexorable
Tan misteriosa y bella.
¿Cómo causa algo tan precioso,
Que aquél osado temerario
Se arroje causando su destrozo
Dejando tras de sí funesto calvario?
¿Cuándo te tuve entre mis brazos y me embriagaba con tus labios, no fue más que un sueño acaso?
De ser así, quiero eternamente descansar
Y del letargo nunca más despertar.