Cae el día, la penumbra me envuelve
Asechando en la oscuridad
A cualquier demonio incauto
Que ose acercase a mi implacable furia,
Con desdén arrancaré sus ojos
Para que viva en la eterna noche
Condenándolo a experimentar mi mente,
el humo del incienso presente
Predicando a la muerte.