Veinte años... como si un espejo s… Como si una parte de mi inocencia… Quedo yo, hierática como una estel… Veinte años de huída, de desgarro,… Veinte años de palabras sin decir…
Yacía un cuerpo algo mustio, tal vez, allende el mar. En una tarde henchida de sol, de esperas inciertas,
Tomaste mi rostro con ambas manos besaste mis lágrimas mis ojos mis mejillas
Niña bajaba una a una las escaleras Y respiraba ¿Qué era ella?
Un río dentro de otro río un llano dentro de otro llano sin llama alguna Y el aliento tétrico de una tierra desvencijada
Vislumbro Caigo en el profundo océano Me atraviesan sales y torrentes
TESTIGOS Retumbar de Apus en la pupila de los que vieron. Vuelos de jaguar antropomorfo, andares geométricos
El color el apagón Los cantos el gemido Los pueblos
Aquella sangre que recorre varios cuerpos aspirante a fantasiosas eternidades devino
Una niña. En una cajita Mamá le había entregado la herencia de sus palabras. Y Mamá había dicho
Y apareciste con la extraña incongruencia de las apariciones de la Maga pero no estábamos
Aquella... Madre ve llegar a la joven hija pródiga con un bebe en brazos.
Dibujar tu cuerpo, Chile, trazar la longilínea costra de tus llagas. Bosquejar
Yo dejé un mar encaramado sobre los desiertos insospechable como tigre al acecho Yo dejé un mar
Soy la violinista: desierto donde las notas laten violín crispado pecho en ebullición Soy la violinista: