Yo dejé un mar
encaramado sobre los desiertos
insospechable
como tigre al acecho
Yo dejé un mar
de olor verde, animal
que tomaba por asalto a los pulmones
y los ponía verdes como él.
Yo dejé un mar
ensordecedor, rítmico, orquestal,
impertinente, implacable
que escondía todas las voces
porque sólo su canto era legítimo
Yo dejé un mar
despoblado de artefactos,
de vanidades con motor y desafíos al viento:
Él era siempre el más fuerte.
Mar que me respiró
Mar que me danzó
Mar que me hizo
y deshizo
al ritmo de su espuma verde
Mar que me dibujó
y desdibujó
como a sus pechos de arena
Vivo ahora
rodeada
por un mar
sigiloso
capaz de desertar e irse lejos
improbable en los oídos
tímido en los pulmones
sumiso ante las invasiones:
velas, motores, plásticos,
rápidos, lentos, ¿ciegos?
Te recuerdo allá
estrellándote furioso contra los arrecifes
conjurado por una luna llena
enorme y lasciva
Te veo
aquí
como a un púber
apenas te atreves a besar los pies
¿Cómo pedirte mar nuevo
que vengas a domarme?
a conjurarme?
a hacerme el pare?
a devolverme a los banales límites
de mis cincuenta kilos?
¿Cómo pedirte mar nuevo
que me hipnotices?
que me desdibujes
y dibujes?
que me recrees?