¿En qué piensas Tú, muerto, Crist… ¿Por qué ese velo de cerrada noche de tu abundosa cabellera negra de nazareno cae sobre tu frente? Miras dentro de Ti, donde está el…

Me acuerdó del dechado de tu abuel… de abecedario ¿ótico de trazo, bordado en el pajizo cañamazo de sus días lijeros de la escuela Desprendíase de él, como una estel…

Eran dos medallones tallados en la… medio ocultos estaban por un manto… Ella y él enlazados por guirnalda… que, como una balanza, partía de l… de los ojos vacíos de calavera pur…

«Déjame de pensar; el pensamiento es cosa de los hombres; las mujere… harto tenemos con cumplir deberes y nuestras pobres Quejes dar ai vi… Y deshacer los grandes disparates

Tu pobre dolido seno cuando lo abrías al sol, de luz y esperanzas lleno para quemar el veneno de la muerte, era un crisol.

Es á la sombra del silencio santo bajo el silencio de la sombra augu… lánguidamente va volando el canto de una campana sobre la robusta rocosa serranía á la que el llanto

Amor de Ti nos quema, blanco cuer… amor que es hambre, amor de las en… hambre de la Palabra creadora que se hizo carne; fiero amor de v… que no se sacia con abrazos, besos…

«En el verano, sí, me iré a la sie… para dorarme al sol de las alturas… tú sabes bien que don José no yerr… que le llaman el mago de las curas… Volveré toda fresca, hecha un pimp…

Vuelvo a nacerte tal fin cada maña… rebosante de juventud! Voy rejuntando un piélago de gana! Se anega mi salud! Oh cuando llegue d día del abrazo.…

A la puesta del sol la cruz de leñ… que tu frente corona, sobre la hierba de tu campo santo va alargando su sombra. Es el reló del Sol de la otra vid…

Desde mi cielo a despedirme llegas fino orvallo que lentamente bañas los robledos que visten las montañ… de mi tierra, y los maíces de sus… Compadeciendo mi secura, riegas

¡Ay, aquel beso, aquel beso, semilla de mi pasión! De él quedé por siempre preso, siento su gigante peso encima del corazón.

Las siglos son la historia, las horas el amor; va con la historia, gloria; con el amor, dolor Van pasando los siglos,

Mi corazón latía contra el hierro de la implacable reja; callábamos los dos y nos mirábamos a nuestras manos quietas. Por matar el silencio peligroso,

Te pedí un vaso de agua, y al dárm… te temblaban de fiebre las manos, y probaste dos gotas primero mojando tus labios Si fué filtro de amor o veneno