Una mujer cuanto más, reluciente como un rayo,
Ilumina suavemente mi rostro y mi día.
Así de suave esa luz tierna me ciega,
Volviéndose brillante lo oscuro de mi vida.
Donde los pensamientos serenamente se expresan,
De amores verdaderos y amores estrellados,
Tan suave y tranquilo, su rostro me ofrece
Una mente de paz: un corazón enamorado.
Una mujer cuanto más, reluciente como un rayo,
Es una mujer cuyo corazón es inocente,
Y ese rostro bello que ilumina mi frente
Es una luz en el día de poemas gastados.