Para ti, encantadora princesa
Que me inspiras adorables palabras,
Siendo tu la niña más bonita
La guayaquileña dulce de mi alma.
En este día a vos os digo:
En mis labios llevo la loca prisa,
Embellecerte con mis palabras
Tenerte en mis poesías muñequita.
Pura ternura de dulce sentimientos,
De un corazón de fuego ardiente;
Eres como luz brillante de mi ventana
De los hermosos lumbrales relucientes.
Quien, como tu sublime belleza
Que acabes conquistando corazones,
De las multitudes que te aclaman
Por ser la más bella guayaquileña.
Con tus encantos primordiales,
De tu cuerpo cinturita que brota;
Logras romper tus infinitos límites
Con tu exquisita perlas de aroma.
Guayaquileña, de mi ciudad bonita
Cuán bello resplandor de soles;
Brillantes con tus dulces pasos
Paseando por un jardín de flores.
Con tus rasgos de mujer hermosa,
Hacia el frágil leve suspiro,
Inspirado dios sobre tu belleza
Te hizo pintura de mi corazoncito.