Nos encontramos en el manzano. Er… Contesté: Siempre salgo. El dijo: Yo, también, siempre sal… Pero, en ese momento, irrumpió la… –¿Qué tiene la luna?

Se adelantaron en el aire como bai… Quedé espantada. En puntas llegue… Pero, la mariposa estaba allí. Se… A veces, como una pesadilla, llamo…

La noche volvió otra vez, La Sombra; aunque ya habían pasado cien años, bien la reconocimos. Pasó el jardín, violetas, el dormitorio, la cocina; rodeó las dulceras, los platos blancos c...

A veces, en el trecho de huerta qu… a la alcoba, se me aparecían los á… Alguno, quedaba allí de pie, en el… blanco –oh, su alarido–, como una… blancas como la nieve o color rosa…

Fui desde mi casa, a la casa de los abuelos, desde la chacra de mis padres a la chacra de los abuelos. Era una tarde gris, pero, suave, alegre. Como lo hacían las niñas de entonces, me ...

Al asomarme, te vi, rocío, y recordé el país de antes. Cuando por sobre todo ponías t blanca fantasía, tu oscura confitura; hasta los mágicos claveles guerreros amanecían con un copete...

Domingo a la tarde, y voy por el huerto sin recordar cómo salí y llegué hasta acá. El cielo es de oro, deslumbrador, y de los naranjos caen frutas y flores. Trepo a uno, según mi costu...

Cuando fui de visita al altar usé vestido de organdí celeste más largo que yo, por donde, a ratos, sobresalía un pie de oro, tan labrado y repujado, desde el seno mismo de mi madre. ...

No sé de dónde lo había sacado mi padre —él no salía nunca—; tal vez, desde el linde mismo del campo; allí estaba, el nuevo cuidador de las papas. Le miré la cara color tierra, llena de...

De súbito, estalló la guerra. Se… arriba de las calas. Primero, creí… después, vimos que la cosa era sin… ligeramente envenenado. Se despren… desde sus escondites, sus cuevas o…

Árbol de magnolias, te conocí el día primero de mi inf… a lo lejos te confundes con la abu… de donde ella sacaba el almíbar y… De ti bajaron los ladrones;

Cuando se dieron cuenta, la tragedia ya había empezado. Una nube vino, rápida, del sur, y se posó sobre la casa, negra, gris, de un blanco tenebroso, llena de granizos y silbidos, daba ...

La arboleda luctuosa giraba como e… Sobre la calle quedaron unas piedr… muchísimas; parecían pedazos de es… Brillaban con furia, con desespera… liebres; y no se iban.

La hija del diablo se casa. No sabíamos si ir o no ir. En casa resolvieron no ir. Ella paseaba con la trenza brillando como un vidrio al sol. Vestido celeste. Y las pezuñas delicadísima...

Cuando nací había muchísimos higos. No puede ser, me diran, si era invierno y hacía frío. Sin embargo fue así; estaban en todos los árboles, áun los que no eran higueras, y en medio de...