Desde la medianoche de las confiterías...
Desde la medianoche de las confiterías y enfrente, con los tacos altísimos y el pelo más largo, fui la bruja, el hada de la noche, y ¿quién lo dudó? Esperando que vinieras.
Saliese el puma, desde su emboscada altar,
bajo las brumosas estrellas y candilejas nevadas,
por todos los rumbos,
desde esa cualquier esquina,
sólo para verle pasar.
Y para verte pasar.
...Viniese el Puma.
Vinieses
con la oscura sien,
la boca de esmeralda.