Dulce tarde de otoño junto al cálido hogar repiqueteas en la ventana invitándome a pasear la mirada inquieta
En la mudez de la noche el silencio acosa tu cuerpo tus miedos dan vida a la noche vistes los momentos de ausencias Dejas la cena en la nevera
Entretejiendo matrices chispean neuronas despejan incógnitas dibujan estelas que fluyen Espacios abiertos
Laberintos de sentimientos ganas de reír y de llorar deseos de un abrazo que nunca lleg… anhelos de un dulce beso tiernas caricias correspondidas
Sonidos mudos para la escucha Irremediable búsqueda del ser Lentitud acomodada del pensamiento Entendimiento crucial para el alma Negligencia aparcada en la cuneta
Inquebrantable su figura restallaba el llanto profusa manera de desolar el día desandando el camino.
En un espejo de cristal verde como el mar, habia una sirenita esperándome ya, ojitos de cristal,
Esa inocencia que retorna, esa fortaleza que te inunda, belleza ante tus ojos, lealtad motor de vida. Esos caballos que galopan,
Aristas se dibujan en el aire vibran espacios triangulares se difuminan las formas círculos concéntricos enlazan atraen y repelen sin sentido
Sólo ves el negro del momento el vestido que envuelve la piel siente la semilla que siembra piensa lo que sientes al mirarla encuentra la esencia
Un, dos, tres, contaba Luisillo arrimado a la par… Cuatro, cinco, seis, se rasca, le pica la piel del pie. Siete, ocho, nueve, diez,
Deshabilitar lo habilitado una cuestión nada digna para un dignatario. Un ser arcaico arraigado en la vastedad de la llanura negra…
Estas y no estas, eres sin ser ríes sin sonreír, sonríes para llo… lloras sin motivo, tiemblas sin má… exhortan tus pensamientos perdida en la niebla andas
Calla, niña, no levantes la voz, que el aire es pesado y el muro es… Tus palabras son viento, dicen los… y el viento se encierra tras cuatr… Calla, mujer, no mires de frente,
Te envuelven, dan luz a tu mirada, cuando en una caricia el sol pincela tu rostro. En tu matutino descanso te acercas a su orilla