#EscritoresArgentinos
Duermo en el aljibe con mi camisón apolillado, don dolón dolón, duermo en el aljibe con mi camisón… No son las polillas,
Me dijeron que en el Reino del Re… nada el pájaro y vuela el pez, que los gatos no hacen miau y dice… porque estudian mucho inglés. Vamos a ver cómo es
En otra madrugada, por vientos de ceniza, obedecí al latido de la alondra. El cielo no era cielo todavía. La zona del hornero,
Osías el Osito en mameluco paseaba por la calle Chacabuco mirando las vidrieras de reojo sin alcancía pero con antojo. Por fin se decidió y en un bazar
Ahora como un ángel apareces y me rodeas sin decirme nada. Ángel que yo cuidara tantas veces sin saberlo, callada. En todo lo que miro permaneces
Manuelita vivía en Pehuajó pero un día se marchó. Nadie supo bien por qué a París ella se fue un poquito caminando
Ya preguntaba por el mundo mío, por la calle sin voz, por el pausa… retorno de la noche en el rocío y por el aldabón desmemoriado. Sorprendían los pájaros del frío
Como Fray Luis tras de su largo e… «Decíamos ayer...» también digamos… ¿Han pasado años? En la cuenta ha… O nosotros con ellos no pasamos. Donde ayer lo dejamos, dulce dueño…
En sus mármoles y sus bronces parecía la Chacarita aquel viejo café del Once con orquesta de señoritas. Allá íbamos muchas tardes
Había una vez una vaca en la Quebrada de Humahuaca. Como era muy vieja, muy vieja, estaba sorda de una oreja. Y a pesar de que ya era abuela
Duerme tranquilamente que viene un… a vigilar tu sueño de gobernante. América te acuna como una madre con un brazo de rabia y otro de sa… Duerme con aspavientos, duerme y n…
Te acordás hermana qué tiempos aqu… la vida nos daba la misma lección. En la primavera del cuarenta y cin… tenias quince años lo mismo que yo… Te acordás hermana de aquellos cad…
No escuches mi dolor, tú que me he… No te reclama ya ningún acento. Sólo en mi corazón la sangre es tr… ( ¡Oh lentas calles del otoño lent… No te requiero un sólo mandamiento…
Fui lapidada por adúltera. Mi esposo, que tenía manceba en casa y fuera de ella, arrojó la primera piedra, autorizado por los doctores de la ley y a la vista de mis hijos. Me arrojaron...
No son los ángeles que cantan no son los pájaros ni el mar es un señor lleno de cielo el señor Juan Sebastián. Hace muchísimos inviernos