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Maria Luisa Arenzana Magaña

LOS POETAS NO CONDUCEN

Los poetas no conducen,
lo sabe el jardín
al que se accede
con pisada descalza.
 
Los poetas no comercian,
lo sabe el que re-publica
con entusiasmo su nuevo libro
tras el último fracaso.
 
Los poetas no se aferran
a esta vida pues conciben
entre sueños mil
mil y un supermundos
infinitamente magnánimos
y “desdoloridos”,
entre sueños mil, hay uno
atormentado
que nos toca.
 
Los poetas no fabrican
mentiras de éxito,
se retiemblan, son mendigos
en calles vacías,
arterias vacías de su corazón,
faro de palabras sin barcos,
un silencio roto
hecho de rotos del silencio.
 
Los poetas son fracaso
y al mismo tiempo
el mayor éxito del mundo.
 
Los poetas reinventan por necesidad,
van hambrientos y armados de
metáforas, lítotes y sinestesias
son oxímorons, bala y beso.
 
Los poetas configuran la sensibilidad
e invierten el rostro del tiempo,
van muriendo en cada palabra,
dejando su rastro de animal herido,
preparan sus pequeñas vidas
para la gran muerte
que les devuelve a su estanque.
 
© Maria Luisa Arenzana Magaña
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