De entre los caminos de la duda,
Florece apagado un rosal
de esbelta estatura,
de belleza virginal.
Una voz en mi interior oía
—Acércate – decía.
Y una gran duda sentía.
Acelerado el corazón notaba
comencé a caminar con decisión.
Aquel rosal...
Tenía una extraña sensación.
De él lágrimas brotaban sin compasión.
¿Cuál es la razón por la que un rosal llora?
Aquella voz volvió a hablar:
—Cógela – pedía.
Y la duda me volvió a llenar.
Del intenso dolor la libraría.
Sin pensar,
agarré el rosal.
Un intenso dolor me comenzó a llenar,
Un intenso dolor comenzó a hablar,
y de agua se llenó el lagrimal.
No podía...
No aguantaba...
Tanto dolía.
¡Ay, corazón!
Haces tanto daño a mi alma perdida.
¿Cuál es la razón por la que la duda te quitó la vida?
Dímelo, indícame la salida,
de esta duda provocadora de tal grande herida.