Culpa, dolor y sufrimiento
... Porque lo siento,
En mi alma, en mi corazón,
un terrible tormento.
Me siento culpable
del sufrimiento, del llanto; responsable.
Tú sufres, por mi mente indecisa e inestable.
Motivo por el cual mi corazón en mil pedazos se parte,
y mi mente... juguetea, con una sola idea; la muerte.
¿Muerte? ¿Tú eres? ¿Aquella a la que llamo, aquella a la que aspiro?
No... Más bien es a castigo.
Cuál niña mala, un gran error de nuevo ha cometido.
Culpa... Hoy tú eres la que esta noche me visita,
pues mi mundo quebradizo se disipa.
De nuevo, esta emoción me transita.
Porque roto está mi corazón
pues defectuosa me siento con la razón. ¿Lo soy?
Con estas palabras te aceleras, corazón.
Con estas palabras te entrecortas, respiración.
Presión que en mi pecho renace, al encontrar las palabras con precisión.
Las palabras que describen tal emoción.
Culpa... Vuelves.
Cada poco tiempo, vienes.
¿Tantos errores cometes?
De nuevo, esa idea aparece:
“Defectuosa es lo que eres”
¿Tan mal las cosas entiendes?
Y tras ella, el dolor.
Dolor quebradizo,
dolor despiadado,
dolor punzante y desbordado.
Como millones de punzantes esquirlas de hielo en mi corazón se incrustan;
como hectáreas de bosque bello y puro arden sin remordimiento;
como una enfermedad mortal se instalaría en mi organismo.
Mi alma está rota de nuevo; se quebró por otro error,
y de un intenso terror se inundó mi corazón.
Vida mía, volví a hacerlo; te fallé,
y una terrible decepción encontré.
Sí, decepción... una y otra vez.
Se repite; desagradable sensación.
Esa que mis peores temores despierta,
esa que mis peores pensamientos libera
y que oscuros deseos desata.
Lo siento... Atada, de pies y manos me siento.
Actúo, y lo intento...
Pero en vano; lo siento.
Y así, un buque interminable
de dolor y sufrimiento;
terrorífico final y comienzo,
y en el que totalmente perdida me siento.
