Luisa Pérez de Zambrana

En la bahía

Con las manos cruzadas
en tus orillas
miro cómo se alejan
 las navecillas.
Mientras que solas
a mis pies suspirando
mueren las olas.
 
¡Quién bajo vuestras velas
 el mar surcando,
fuera ¡oh naves ligeras!
pensé llorando.
Mas gime el viento
y a lo lejos se escucha
como un lamento.
 
Me enjugo las mejillas,
vuelvo el semblante,
miro turbada en torno,
y oigo distante,
que con voz queda
los árboles me dicen
de la alameda:
 
¿Conque surcar anhelas
ondas en plata
sin pensar que nos dejas
joven ingrata?
¿Tu alma ligera
no siente despedirse
de esta ribera?
 
Llenáronse mis ojos 5
de nuevo llanto,
volví al mar las espaldas
y dije en tanto:
¡Oh patria mía!
ya no quiero alejarme
de tu bahía.
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