…Y en el patio de tierra había un árbol
de hojas menudas y de flores lilas
muy pequeñas
iguales a las que
bordaban en las batas de mis primas.
Su sombra llena de temblores era
del tamaño del patio
buena para
la ronda de las niñas.
Los muchachos
armábamos combates con sus bayas.
Los vecinos por sus flores
para golpear con ellas la miseria
y al agua del arroyo iban los ramos
deshechos sobre carnes y maderas.
Que son ya sueño
sábanas tendidas
restallando en el viento
olor a limpio
—mi madre lava con la espuma el pecho—
y aquel árbol que llaman paraíso.