Ausencia En La Luz Tenue
Ausencia en la luz tenue
Cuando te marches,
la casa callará,
el silencio será un manto
que cubrirá la soledad.
La ventana dibujará
recuerdos en la pared:
tu risa de cristal,
el eco de tu piel.
En el cuarto vacío,
donde el tiempo se detuvo,
quedará suspendido
el instante que vivimos.
La silla deshabitada,
la taza sin calor,
guardarán la memoria
de tu voz y su canción.
Mis dedos recorrerán
el mapa de tu huida,
trazarán en la almohada
el perfume que mentía.
El reloj contará horas
como gotas de ayer,
mientras la noche borda
sueños que no han de ser.
Buscaré en cada esquina
el rumor de tus pasos,
el dibujo de un beso
que se perdió en el pasado.
La brisa traerá, quizás,
el aroma de una flor,
y fingiré que es tu aliento
rozando mi corazón.
Las sombras serán cómplices
de este juego sin final,
donde abrazo el vacío
y nombro lo que ya no está.
Y si la luna pregunta
por qué sigo aquí,
le contaré del día
en que fuiste feliz conmigo.
No habrá versos ni promesas,
solo el polvo de un adiós,
y el jardín que aún conserva
el rastro de aquella flor.
Cuando te marches,
la noche será larga,
pero en mi pecho habita
la luz de tu mirada.
—Luis Barreda/LAB
