Agosto, rencor.
Parte 1
No eres la buena, no eres la víctima;
Eres la egoísta gatita que empezó en un aroma y terminó en pesticida.
Eres el arpa que acaricié y tus acordes acordaron convertirse en memorias del pasado. Por cada nota que toqué, un dedo me corté y trazé en tu instrumento la sangre que dictaste amar, pero sólo te nutriste al final.
Las estaciones carmesíes se tiñen de mí, toda primavera parece efímera en sí.
Me nombraste, explicaste y te enamoraste de todo lo que había en mí, para luego llamarlo “mentira”.
Qué tan vil, cínica y pretenciosa puede ser la que tiene sonrisa de papel.
No es excusa ni justificación, tus actos fueron sumamente violentos.
No, no es tu ser malvado ni impuro; pero ni por un segundo creas que los dos somos víctimas de nuestro coincidir.
Resides en mí como lilas, pero sólo en un jardín que no quiero vivir.
Jamás vuelvas a intentar llamar a mi ser mentiroso, jamás me vuelvas hacer creer que no querer que me mientan es una obsesión.
Damicela del rosa, fulgor de auroras; esto no fue un intercambio equivalente, esto sólo fue tú perdiendo y yo saliendo.
Préféré par...
