#Colombianos Flórez Julio
¡Ay! ¿Cómo quieres que tu madre e… en este mundo bienhechora calma, si le desgarras, al nacer, el vien… y le desgarras, al morir, el alma? ¡Y esa madre infeliz, cómo a porfí…
Oye: bajo las ruinas de mis pasion… en el fondo de ésta alma que ya no… entre polvo de ensueños y de ilusi… brotan entumecidas mis flores negr… Ellas son mis dolores, capullos he…
En el islote de la azul laguna (hoy extinta) del parque abandonad… de una antigua ciudad, solo y call… hallé un mancebo (un loco acaso) e… noche glacial en que la blanca lun…
Hermosa y sana, en el pasado estío… murmuraba, en mi oído, sin espanto… —Yo quisiera morirme, amado mío; más que el mundo me gusta el campo… Y de fiebre voraz bajo el imperio,
Sentado en una piedra del camino, y como presa de pesar tremendo, una tarde cantaba un peregrino una canción que me quedó doliendo. Una canción que el alma me penetra
¿Me quieres?... ¡Que tu acento me… ante aquel sol que muere en el oca… Tú, que mitigas mi pesar... ¡mitig… esta fiebre voraz en que me abraso… Tembló su labio y balbució: ¡Lo j…
Ojos indefinibles, ojos grandes, como el cielo y el mar hondos y pu… ojos como las selvas de los Andes: misteriosos fantásticos y oscuros. Ojos en cuyas místicas ojeras
¡La campiña! Sobre el césped del cortijo va la… tierna, rubia, frágil, blanca; —bajo el brazo la muñeca de cartón rosada y hueca—
Ruge el mar, y se encrespa y se ag… la luna, ave de luz, prepara el vu… y en el momento en que la faz leva… da un beso al mar, y se remonta al… Y aquel monstruo indomable, que re…
¿Me preguntas por qué mi verso es… ¿por qué no exhalo rimas melodiosa… ¿por qué mi labio permanece mudo cuando te miro? ¡oh, sol de las he… Porque cuando el Dolor hinca los…
¿Ves ese roble que abatir no pudo ayer el huracán que asoló el monte y que finge en el monte un alto y… centinela que mira el horizonte? El rayo apenas lo agrietó; sereno
Una montaña de oro vi en horizonte lejano; corrí tras ella...: mi mano tendí, y era aquel tesoro un arrebol de verano.
Golpea el mar el casco del navío que me aleja de ti, patria adorada… Es medianoche; el cielo está sombr… negra la inmensidad alborotada. Desde la yerta proa, la mirada
—¿La luz más refulgente? —Está en tus ojos. —¿La mayor alegría? —En tu presencia. —¿La miel más dulce?
Y me senté en el carro de la sombr… presa del más horrendo paroxismo, y comencé a rodar sobre una alfomb… formada por el cosmos del abismo. y abarqué el infinito en una sola