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La poesía desnuda el alma. Sabrosa y provechosa goteás. Así, parece que el tiempo no pasa. ¡Ay mamacita parrandera cómo me quitás el sueño!
Castigo ella quiere castigo que la azote que la apriete
Su cuerpo necesita manos de hombre encima. Manos de macho que la acar… Que la apreten y la hagan gemir to… Especialmente en su cueva donde na… la ruta de su agua. Ahí donde ruge
Al moverse tintineaban las cadenas que ceñían sus muñecas contra la p… Como estaba vendada solo escuchaba… la lluvia levemente a través de la… Pasó así por más de dos horas. La…
Mi verga chapoteaba, sedienta, ent… Su blanda cuquita regaba mis huevo… mientras yo amasaba y chupaba sus… tetas... ¡Oh, las grandes tetas de… A cada una de mis embestidas, ella…
Y bajo la fiera luna como fieras nos regamos con fuego y agua tierra y viento
A medio otoño, casi del olvido volviendo con la rosa del verano; el mar del corazón bajo tu mano y el camino de ayer para el oído..… «Casa sobre tu pecho», Claudia La…
Las olas nos arrastran infinitamente mar adentro. A cada ola que nos envuelve te pegás más a mí y tu calor sincero arrasa mi cuerpo.
Estoy harto de escuchar sonar las mismas canciones en la radio. Y no, no quiero que me mandés tu guayaba peludita ahora. Y aunque te escribo
Sorbo su soberbio placer, si desnudarla quiero. No me hace falta ver cómo se revuelve de amor placentero.
Ella me traga todo con sus labios… Enmarañados, pegados después... ¡… ¡Ah, ella es Sarasvati y, yo, Bra… ¡Y juntos consagramos nuestros templos de éxtasis y savia!
Gozáte conmigo... Entregáte a tu cuerpo y, por favor, habitá las vibrantes sombras de tu Deseo conmigo
Acabo de llegar a un café en la Avenida Tennyson. Pedí un licuado de mango con guineo. ¡Qué tropical! La dramatización de mis compañeros fue buena. Shakespeare alienta mis tardes. Pero ...
Mamacita, su sonrisa ilumina todas las palmeras de mi conocer y cuando mueve su cintura «sin saber»