Julián Marchena

Deja correr el tiempo...

Deja correr el tiempo, que ya vendrá el olvido,
y así como se adornan las secas ramazones
de mágicos renuevos, tu corazón herido
florecerá mañana con nuevas ilusiones.
 
No desesperes nunca. La sombra es precursora
de la luz que hay en ti. Detrás de la amargura
que empeña el cristal nítido de un alma soñadora
irradia la sonrisa que todo lo depura.
 
Practica la severa virtud de ser sincero;
fortalece tu espíritu para que seas blando,
y si el dolor te hiere con su puñal certero
¡sé como las guitarras que sollozan cantando!
 
No aventures tu paso más allá que la vida
porque es abismo ignoto del cual nunca saldrás:
en cada tumba un pájaro de vos adolorida
como el cuervo de Poe responde “nunca más…”
 
Pero, eso sí, no dejes de sonreír a todo
a través de la niebla de tu melancolía;
derrama tu perfume, que es la bondad, al modo
de una flor, aunque sepas que has de durar un día…

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