Del mar de Chipre en la rosada orilla,
blonda, a través de transparente bruma,
aparece flotando entre la espuma
de Citeres la virgen sin mancilla.
Es blanca la color de su mejilla
como del cisne de Estrimón la pluma,
viste el fulgor de la Belleza suma
y de las Gracias la expresión sencilla.
Extático el Olimpo adora en ella
y se siente feliz. De polo a polo
un himno Pan enamorado entona.
Toca en la playa la gentil doncella,
y a su palacio de marfil Apolo
la lleva y cine con triunfal corona.