POR entre manos húmedas que agitas blandamente
vas tú, pez desnudo, espada velocísima
que pasas y te olvidas de tu huella
Como una estrella, mudo
derivas a la tumba donde el sonido existe.
(Oscura sentencia,
frío corazón con branquias,
ya muy cerca de la tierra,
de la tierra donde se sostiene el agua.)
Arriba, no lo sabes, ¡las águilas!