#SigloXX #Suicidio #Venezolanos (1925) La del timón torre
Yo vivía en un país intransitable, desolado por la venganza divina. El suelo, obra de cataclismos olvidados, se dividía en precipicios y montañas, eslabones diseminados al azar. Habían ...
Una crónica inicia el episodio de un aventurero desengañado de sus correrías y lastimado por la pobreza. No había alcanzado ninguna presea en medio de los sobresaltos del campamento. Su...
La virgen de la espada al cinto visita el remanso profundo para ver la imagen de su galán, devuelta de entre los muertos. Contenta su propósito sin bajar del caballo rebelde. La vi...
El ermitaño cuenta los sucesos y prodigios del amor y se incorpora a la hueste de los personajes lacerados y sin remedio. Se confiesa autor de más de un rapto y sugiere, por medio de un...
Yo no podía sufrir la vivienda lóbrega y discurría por la vega de la ciudad escolar. Yo disfrutaba la soledad montado sobre un asno y me detenía en presencia de un río sereno. Los ...
El follaje exánime de un sauce roza, en la isla de los huracanes, su lápida de mármol. Yo la había sustraído de su patria, un lugar desviado de las rutas marítimas. Los más hábiles...
Cuando la muerte acuda finalmente a mi ruego y sus avisos me hayan habilitado para el viaje solitario, yo invocaré un ser primaveral, con el fin de solicitar la asistencia de la armonía...
La virgen duerme el sueño invariable en su ataúd de vidrio. Una lámpara de piedra ilumina el bajo relieve de la pasión en la iglesia nocturna. El reguero de la lluvia divide las piezas ...
Yo visitaba la selva acústica, asilo de la inocencia, y me divertía con la vislumbre fugitiva, con el desvarío de la luz. Una doncella cándida, libre de los recuerdos de una vida m...
La tempestad invade la noche. El viento imita los resoplidos de un cetáceo y bate las puertas y ventanas. El agua barre los canales del tejado. He dejado mi lecho, y me he asomado,...
El vendaval riguroso, nacido en el secreto de un páramo, sacude los árboles encarados al crepúsculo violáceo. Los sones del viento, flébiles y largos, recorren la ciudad de las ruinas m...
La golondrina conoce el calendario, divide el año por el consejo de una sabiduría innata. Puede prescindir del aviso de la luna variable. Según la ciencia natural, la belleza de la...
Los espinos llenan, desde el pórti… Tejen sus ramas siniestramente, fi… La dama de la corza blanca se entr… El eco burlesco augura la muerte d… Nadie podría decir el susto de la…
Fijamos la tienda de campaña en el suelo de arena, invadido por el agua de una lluvia apacible. Vivíamos sobre las armas con el fin de eludir la sorpresa de unos jinetes de raza imberbe...
El país de mi infancia adolecía de una aridez penitencial. Yo sufría el ascendiente de un cielo desvaído y divisaba el perfil de una torre mística. Los montes sobrios y de cim...