Historia de amor de unos desconocidos
Regresaba a mi realidad.
No me sentía del todo bien, había comido poco y bebido mucho, mis ojos me ardían por el agua del mar y la resaca no me dejaba en paz.
Era hora de abordar, un aire lleno de nostalgia se apoderó de mi.
Regresaba a mi rutina, mi nueva rutina.
Estábamos en tiempo, las 10:18am, casi por despegar mi asiento era el 33A justo junto a la ventana, al llegar; una mujer rubia de unos 54 años, de complexión delgada y con un color de piel bronceado, lleno de pecas en todo sus brazos, ropa holgada de color azul y muchas pulseras de oro, me daba la impresión de ser alguna arquitecta reconocida, la mujer estaba viendo por la ventana como si fuera una niña que por primera vez viajaba, el asiento de en medio se encontraba vacío y junto del pasillo un hombre con el mismo tono de piel camisa rosa, canoso, un poco gordo, muy alto y de barba;escucho mi voz buscando mi asiento, rápidamente me pregunto
—¿33A?
—Si. Conteste.
Y movió a la mujer para que yo pudiera sentarme en el lugar designado, al principio pensé que era un matrimonio.
Más grande mi nostalgia todavía, así que me puse mi chamarra unos lentes y estaba decidida a dormir las dos horas y media hasta llegar a mi ciudad.
Pero de pronto escuché una frase que captó toda mi atención.
—¿Aún tienes la carta que te di? Dijo el hombre que a falta de saber sus nombres les pondremos Roberto y Mari Carmen.
Ella contesto –Si, tengo todo guardado en una caja roja.
—¿Que decía la carta que te escribí?
En ese momento me di cuenta que se referían a una carta vieja, lo que me hizo pensar que se habían vuelto a encontrar y regresaban de unas vacaciones llenas de romance, música, cenas y muchas copas.
Mari C., contestó que no se acordaba, todo lo tenía en una caja roja con algunas flores, más cartas y regalos; y que estaban en la bodega de su casa, que hoy buscaría el texto, si no tenía nada más que hacer.
De nuevo mi cabeza empezó a armar teorías, era su primer reencuentro después de años, seguían en este maravilloso juego que a todos nos encanta jugar de “falso desinterés.”
Era obvio que Mari Carmen al llegar a su casa sería lo primero que haría al llegar
Ella platicaba sobre su vida en Madrid y su fascinación por su Matiz rojo que podía aparcarlo en cualquier lugar por su compacto tamaño, como su casa quedaba frente al Centro Financiero y como ya estaba planeando su siguiente viaje a Mallorca.
Roberto vivía en Puebla con Irene su personal de servicio y su gatita indoor.
El solo la escuchaba y le pedía de forma burlona que sintetizara sus historias.
Cada vez entendía más su relación, enamorados pero con vidas completamente hechas y alejadas la una de la otra, una relación amistosa con mucho amor guardado en los cajones, donde de repente por medio de miradas o contacto lo dejaban salir.
Oírlos era revelador para mi, entendí todo su amor por medio de sus platicas e interacciones, no eran necesarias grandes muestras de amor, para saber qué deseaban estar juntos.
Mari C. llena de vida me daba la impresión de que así sería yo de grande, reía de todo lo que decía Roberto y le enseñaba fotos de todo lo que platicaba, por otro lado Roberto daba la impresión de ser una persona más cerrada y mucha gente le caía fatal, hablaba de su gata, y presumía de su excelente ortografía gracias a que antes leía y escribía mucho siempre muy caballeroso, elegante, cómico y culto.
—Yo estoy feliz así, no volvería a comprometerme; porque así es más fácil “chisparme ”. Dijo ella.
A lo que él secundó que lo suyo era la soltería, que probablemente más anciano le gustaría una enfermera joven para cuidarlo y que le quisiera cambiar la pijama y de vez en cuando consentirlo.
Mi cabeza explotó ¿Qué se suponía que eran? ¿Amigos o enamorados? No entendía y a la vez si, me recordaban tanto a mi, a la relación que tuve.
De pronto salió a flote el tema de que los dos ya tenían hijos y los dos estaban divorciados.
En una confesión de Mari Carmen hacía Roberto, le dijo:– El siempre estuvo celoso de ti.
—No, pues claro, contestó Roberto muy seguro de si.
—Siempre le platiqué de ti, que fuiste mi primer amor. Dijo Mari Carmen .
Ella prosiguió diciendo:– Él creyó que fue mi gran amor pero no, nunca fue así.-
El avión estaba por despegar, Roberto tenía la mano en el muslo de Mari C. al momento que el avión comenzó a elevarse los dos se acomodaron en el asiento. Maricarmen se persigno y se tomaron de la mano .
Eran dos personas adultas viviendo un amor adolescente, una historia inconclusa, un amor tranquilo. Amor en lo más puro de la palabra.
Él cansancio me venció, casi llegando desperté y volteé a verlos dormidos y abrazados, no era mi historia pero su amor me traía felicidad.
Despertaron Maricarmen tenía hambre y Roberto sed, buscaban dónde desayunar cuando otra incógnita apareció en la historia.
“Borras todo.” escuche.
Roberto no podía llevar a Mari Carmen a su casa, los hijos de Maricarmen estaban ahí, eso había entendido .
Se ponían de acuerdo sobre dejarla en casa de Cony (su hermana) o con alguna amiga .
—Cuando aterricemos te vas al estacionamiento como pedo y yo te alcanzo.
Era evidente que se escondían
¿Qué era ahora? ¿Un viejo amor reviviendo su historia, amigos con derechos, amantes?
¿De quien se escondían, si los dos estaban divorciados? ¿Qué tuvo que haber pasado para que no pudieran verlos en Puebla juntos?
Desgraciadamente no tengo un final para esta historia, me hubiera encantado que Mari C. y Roberto me contaran a detalle el por qué se reencontraron, por qué con el amor que se tenían se dejaron ir, cómo les fue posible casarse sabiendo que no sería con su gran amor, por qué después de tantos años seguían ocultándolo.
Una infinidad de preguntas que atormentan mi cabeza y que probablemente nunca descubra .
La única conclusión a la que llegue es que mis letras ya no tenían sentido pues ya no había a quien dedicarlas, ni tampoco inspiración para que aparecieran . Pensaba que el amor solo se manifestaba solo si yo lo sentía, si yo lo vivía, ignorando el mundo entero.
Me di cuenta de que a un asiento de distancia se encuentran historias increíbles, gente que camina día a día con amores pendientes, inconclusos, misteriosos y enigmáticos, tan fascinantes e intensos como el que me tocó sentir .
Que el reencuentro y el no olvidar no es fantasía.
Que el deseo es latente en cualquier persona .
Que a medida que crecemos no es regla que la gente no se enamore ni que se abstenga de aventuras y desobedezca a la sociedad
Roberto y Mari Carmen fueron los típicos amantes que después de años se escaparon a la playa para revivir viejas pasiones, inmersos en su historia, su mundo, su realidad, donde el tiempo se detuvo para traer de vuelta el pasado y que pronto habrá otra despedida cuando ella regrese a Madrid sin Roberto.