Jocelyn García

LA PAUSA

Pausamos y los relojes se detuvieron, el nombre de los días ya no importaba, los restaurantes cerraron, mis plumas se secaron y tu buzón se llenó de mis cartas, las aglomeradas calles se percibían  vacías, las campanadas no sonaban, y ninguna comida se disfrutaba.
Así vivíamos la ausencia.  en silencio, en blanco en la nada
No reconocía la tristeza ni la felicidad, experimente la inercia, el vació y  la simplicidad
El corazón no se aceleraba, el recubrimiento de piel distanciaba
Descubrimos lo que era estar sin ser.
Solo abrazábamos el cuerpo del otro, emulando abrazar el todo de lo que construimos
Resistimos por creer en esto; más que en todas las certezas que se han presentado a lo largo de nuestra vida

Te sentía cerca gracias a  fragmentos que recopilaban historias y secretos, me encasillaba en recuerdos y cuando por fin te tenia también te extrañaba.
Fue  donde la  paciencia y los impulsos debían ser derrotados por  el autodominio y la compasión.
La quietud era insoportable, el silencio ensordecía y la calma perturbaba .
Me acostumbraste a una vida a mil por hora
Me volviste intolerante a la pausa
Enemiga de las distancias
Amante del impulso

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