Hay demasiado dolor, En el fuego cruzado, De invidente invasor. Cultivan a la coalición, Que embriaga al deudor,
Soñé que estabas, Presente, impaciente, Rebelde. Sin memoria, Elocuente,
Desprendió un poco de su madera, Atizó el borde con agua fría, Magreo la pieza de la rutina, Congelando la risa proscrita. Atrapó el calor de una despedida,
Combustión espontanea, Cuando en la mañana, Evitas el número ganador, De la lotería instantánea. La enfermedad nace del alma,
Hay besos que conquistan montañas. Hay besos para las tres de la maña… Para despertar entre las pestañas, De una noche de placer postergada. Hay besos románticos de bienvenida…
Como esperas que no olvide, Si al mirarte distante, Con el habla inoperante, Hacia mi parte. Fue solo estrategia,
“¿A que sabe?” A que sabe el dolor, De una nota de despedida, Decorada con alcohol, Un tahúr homicida.
A Luis le aterraba el hecho, De dejarse tocar los dientes, Aunque el dolor era insoportable, Y la atención un desplante. Se vaciaba en soportar el hambre,
Camino sesgado a pies cansados, Manipulando mis horarios, Contando baldosas, Añorando un cielo azulado. Preguntando, tal vez pensando,
Chago se levanta temprano, Se asea, toma un baño, Almuerza algo rápido, Suspira un café amargo. Chago soporta el letargo,
Buenas noches, Sé que me ignoras, Me evocas, Unas ultimas horas. Guía de sombras,
Ensayé de mala manera, Los últimos versos, De mis centellas, Noches en vela. Leyendo haciendo novela,
Las figuras del circo, Han escapado, Del tratado. Los monstruos vitales, Se alistan de militares,
Se voltearon los relojes, El tiempo se esconde, Viejo bucle de flores. Hay fotografías no tomadas, Malas decisiones no realizadas,
Tallare de flores tu tumba, Cuando te vayas, Cuando ya no estés, En mi fin de mes. O me critiques,