Israel Rodríguez

A la seriedad de la gente

Nos ven como dos personas extrañas,
Cada quien, haciendo trinchera de su infamia,
Lagrimas por días que mueren cuando nacen,
Crímenes horripilantes en los empaques.
 
De comida injustificada para ser devorada,
Por las masas que cuadradas,
Preguntan si la alusión de ser expirada,
Les afecta a quien paga las entradas.
 
De perfil sugestivo y áspero,
Capturados a la seriedad de la gente,
Cerramos nuestros labios,
Gritamos interiormente que esperamos.
 
Lo necesario de una noche apasionada,
Lenguas entrelazadas en los espasmos,
Disfraz de sentimiento, temblor satisfecho,
Cuando se escapan los gemidos del cielo.
 
Ante los ojos nadie imagina,
Que nos comemos,
Más allá que en sueños,
En perseverantes deseos.
 
Articulados y sexuales juegos,
Noche de fantasmas,
Cuando soy tus dedos,
Y te busco y te encuentro.
 
Bajo las sabanas,
En la misma recamara,
Donde me extrañas,
Y mejor quisieras.
 
Que estuviera contigo,
Besarte más abajo del ombligo,
Y llevarte entre nubes,
Al paraíso místico.
 
Ante la seriedad de la gente,
Somos ese par de amigos,
Que se despiden y no se encuentran,
Que son ajenos a la época.
 
En que la gente seria se asesina,
Con absurda violencia,
En cambio, yo te mato,
En cuerpo y alma,
Con posturas y miradas.
 
En las posiciones acostumbradas,
A desgarrarnos y saciarnos las ganas,
En que la vida nos ha corrompido,
Y dirigido a este fantástico destino.

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