Cónsul, libertador, padre de Roma… ¿Por qué nubla el dolor tu adusta… Y, en vano reprimido, llanto ardie… A tus cargados párpados asoma? Lanza discordia su funesta poma,
¡Adiós, amada, adiós! llegó el mom… del pavoroso adiós... mi sentimien… dígate aqueste llanto... ¡ay! ¡el… que me arranca el dolor! ¡Oh, Les… No es tan solo el horror de abando…
Fue tiempo en que la docta Poesía De independencia y de poder armada… Al moral universo presidía. Las hijas inmortales de Memoria En inflexible tribunal juzgaban
Ven, amigo del libre Cosaco; No más tiempo tu gloria dilate: Pronto al robo, arrojado al combat… Alas presta a la muerte fatal. Yo en cu espalda sentado, a los pu…
Cuando feliz tu familia Se dispone, caro Padre, A solemnizar la fiesta De tus plácidos natales, Yo, el primero de tus hijos,
Si es dulce ver en el glorioso est… Ceñida el alba de purpúreas flores… Y entre blancas arenas y verdores Con manso curso deslizarse el río; Si es dulce al inocente pecho mío
¡Genio de Libertad, mi voz te imp… En todo clima tu fogoso aliento Esparció vida y luz, salud y glori… Por ti clamor inmenso de victoria Estremeció de Maratón los ecos,
¡Ay! ¿es verdad? ¿La delicada man… Que al dulce beso del amor convida… Y en sed inflama el anhelante labi… Mis versos escribió; y este consue… Al insano pesar que me devora
¡Cuán difícil es al hombre hallar un objeto amable con cuyo amor inefable pueda llamarse feliz! Y si este objeto resulta
Yo te amo, Sol: tú sabes cuán goz… Cuando en las puertas del oriente… Siempre te saludé. Cuando tus ray… Nos arrojas fogoso Desde tu trono en el desierto ciel…
¿Por qué el tiempo en sus alas fug… Llevó el siglo dichoso En que abrasaba el pecho en llamas… El canto poderoso, Y a los míseros siervos alentaba
Hija de la beldad, ninfa divina, ¿Cuál es el alma helada Que al girar de tu planta delicada No se embriaga en placer? La orqu… Y al compás de sus ecos presurosos…
Arco sublime de triunfo, Que adornas el vasto cielo, Cuando su confuso velo Recoge la tempestad; No al oráculo severo
El cielo está puro, La noche tranquila, Y plácida reina La calma en el mar. En su campo inmenso
Vuelve a mis brazos, deliciosa lir… en que de la beldad y los amores el hechizo canté. Sobrado tiempo de angustias y dolores el eco flébil fuera