Primero en paz y en guerra, Primero en el afecto de tu patria Y en la veneración del universo. Viva imagen de Dios sobre la tier… Libertador, legislador y justo,
Yo te amo, Sol: tú sabes cuán goz… Cuando en las puertas del oriente… Siempre te saludé. Cuando tus ray… Nos arrojas fogoso Desde tu trono en el desierto ciel…
Es ella, sí: la venerada frente Que adoró mi niñez, de nuevo miro Con profunda emoción, aunque las h… Del tiempo y del dolor tiene graba… He aquí los ojos que mi débil cuna
Triunfante Sila, cuyo carro fiero En las ruedas giró de la fortuna, La antigua libertad desde tu cuna Fue tu divinidad, tu amor primero. Pero la Roma vil en que viviste
Cual suele en mármol sepulcral esc… Un nombre detener al pasajero, Pueda en aquesta página mi nombre Fijar tus ojos ¡ay! por los que mu… Míralo, cuando ya de ti apartado
Fue tiempo en que la docta Poesía De independencia y de poder armada… Al moral universo presidía. Las hijas inmortales de Memoria En inflexible tribunal juzgaban
¡Qué! ¡De las ondas el hervor ins… Mece por fin mi lecho estremecido! ¡Otra vez en el Mar!... Dulce a m… Es tu solemne música, Oceano. ¡Oh! ¡cuántas veces en ardientes s…
Cuando en mis venas férvidas ardía la fiera juventud, en mis cancione… el tormentoso afán de las pasiones con dolorosas lágrimas vertía. Hoy a ti las dedico, Esposa mía,
¿Quién hay, mujer divina, Que al mágico poder de tus encanto… Pueda ya resistir? El alma mía Se abrasó a tu mirar: entre la pom… Te contemplé del estruendoso baile…
Cana mi frente está, mas no por añ… Que veinte y seis abriles, aún no… Cana mi frente está, no por espant… Que no temí jamás. ¡Ay! el tormen… De ansiar un bien ideal, que de mí…
Jamás puede un tirano La cadena cargar al pueblo fuerte Que enfurecido se alza, lidia, tri… O sufre noble muerte. ¡Pueblos famosos de la antigua Gr…
Dulce hermosura, de los cielos hij… don que los dioses a la tierra hic… oye benigna de mi tierno labio cántico puro. La grata risa de tu linda boca
¿Aún guardas, árbol querido la cifra ingeniosa y bella con que adornó mi adorada tu solitaria corteza? Bajo tu plácida sombra
¿Por qué el tiempo en sus alas fug… Llevó el siglo dichoso En que abrasaba el pecho en llamas… El canto poderoso, Y a los míseros siervos alentaba
¡Cuán inmenso te tiendes y brillan… Firmamento sin límites! Do quiera En el puro horizonte iluminado Por la argentada lumbre de la luna… Te asientas en el mar. Las mansas…