José María Heredia

La estrella de Cuba

¡Libertad! ya jamás sobre Cuba
Lucirán tus fulgores divinos.
Ni aún siquiera nos queda ¡mezquinos!
De la empresa sublime el honor.
¡Oh piedad insensata y funesta!
¡Ay de aquel que es humano, y conspira!
Largo fruto de sangre y de ira
Cogerá de su mísero error.
 
Al sonar nuestra voz elocuente
Todo el pueblo en furor se abrasaba,
Y la estrella de Cuba se alzaba
Más ardiente y serena que el sol.
De traidores y viles tiranos
Respetamos clementes la vida,
Cuando un poco de sangre vertida
Libertad nos brindaba y honor.
 
Hoy el pueblo, de vértigo herido,
Nos entrega al tirano insolente,
Y cobarde y estólidamente
No ha querido la espada sacar.
¡Todo yace disuelto, perdido...!
Pues de Cuba y de mí desespero,
Contra el hado terrible, severo,
Noble tumba mi asilo será.
 
Nos combate feroz tiranía
Con aleve traición conjurada,
Y la estrella de Cuba eclipsada
Para un siglo de horror queda ya.
Que si un pueblo su dura cadena
No se atreve a romper con sus manos,
Bien le es fácil mudar de tiranos,
Pero nunca ser libre podrá.
 
Los cobardes ocultan su frente,
La vil plebe al tirano se inclina,
Y el soberbio amenaza, fulmina,
Y se goza en victoria fatal.
¡Libertad! A tus hijos tu aliento
En injusta prisión más inspira;
Colgaré de sus rejas mi lira,
Y la Gloria templarla sabrá.
 
Si el cadalso me aguarda, en su altura
Mostrará mi sangrienta cabeza
Monumento de hispana fiereza,
Al secarse a los rayos del sol.
El suplicio al patriota no infama;
Y desde él mi postrero gemido
Lanzará del tirano al oído
Fiero voto de eterno rencor.
Piaciuto o affrontato da...
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