#Andaluces #Españoles #Sevillanos #SigloXIX #RimasYLeyendas
Del salón en el ángulo oscuro, de su dueño tal vez olvidada, silenciosa y cubierta de polvo veíase el arpa. ¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas…
Una mujer me ha envenenado el alma… otra mujer me ha envenenado el cue… ninguna de las dos vino a buscarme… yo, de ninguna de las dos me quejo… Como el mundo es redondo, el mundo…
Yo no sé si esto es una historia que parece cuento o un cuento que parece historia; lo que puedo decir es que en su fondo hay una verdad, una verdad muy triste, de la que acaso yo seré ...
No dormía: vagaba en ese limbo en que cambian de forma los objeto… misteriosos espacios que separan la vigilia del sueño. Las ideas que en ronda silenciosa
Mi vida es un erial, flor que toco se deshoja; que en mi camino fatal alguien va sembrando el mal para que yo lo recoja.
Lejos y entre los árboles de la intrincada selva, ¿no ves algo que brilla y llora? Es una estrella. Ya se la ve más próxima,
Antes que tú me moriré; escondido en las entrañas ya el hierro llevo con que abrió tu m… la ancha herida mortal. Antes que tú me moriré; y mi espír…
¡Cuántas veces al pie de las musgo… paredes que la guardan oí la esquila que al mediar la noc… a los maitines llama! ¡Cuántas veces trazó mi triste som…
Cuando miro el azul horizonte perderse a lo lejos, al través de una gasa de polvo dorado e inquieto, me parece posible arrancarme
Cuando volvemos las fugaces horas del pasado a evocar, temblando brilla en sus pestañas n… una lágrima pronta a resbalar. Y, al fin, resbala y cae como gota
Las ondas tienen vaga armonía: las violetas, suave olor; brumas de plata, la noche fría; luz y oro, el día; yo, algo mejor:
De lo poco de vida que me resta diera con gusto los mejores años, por saber lo que a otros de mí has hablado. Y esta vida mortal, y de la eterna
Margarita lloraba con el rostro oculto entre las manos; lloraba sin gemir, pero las lágrimas corrían silenciosas a lo largo de sus mejillas, deslizándose por entre sus dedos para caer e...
Su mano entre mis manos, sus ojos en mis ojos, la amorosa cabeza apoyada en mi hombro. ¡Dios sabe cuántas veces,
La noche de difuntos me despertó, a no sé qué hora, el doble de las campanas; su tañido monótono y eterno me trajo a las mientes esta tradición que oí hace poco en Soria. Intenté dormir...