#Andaluces #Españoles #Sevillanos #SigloXIX #RimasYLeyendas
Como se arranca el hierro de una herida su amor de las entrañas me arranqué, aunque sentí al hacerlo que la vida me arrancaba con él. Del altar que le alcé en el alma mía
#RimasYLeyendas
En la clave del arco mal seguro, cuyas piedras el tiempo enrojeció, obra del cincel rudo, campeaba el gótico blasón. Penacho de su yelmo de granito,
Una tarde de verano y en un jardín de T… Mientras me explicaba el misterio de su… Si yo la pudiera referir con el suave en… Ya que esto no es posible, ahí va lo que… En una de las callejas más obscuras y to…
Saeta que voladora cruza, arrojada al azar, y que no se sabe dónde temblando se clavará; hoja que del árbol seca
Olas gigantes que os rompéis bramando en las playas desiertas y remotas, envuelto entre la sábana de espumas, ¡llevadme con vosotras! Ráfagas de huracán que arrebatáis
Tú eras el huracán, y yo la alta torre que desafía su poder. ¡Tenías que estrellarte o que abatirme..… ¡No pudo ser! Tú eras el océano; y yo la enhiesta
No digáis que, agotado su tesoro, de asuntos falta, enmudeció la lira; podrá no haber poetas; pero siempre habrá poesía. Mientras las ondas de la luz al beso
La noche de difuntos me despertó, a no sé qué hora, el doble de las campanas; su tañido monótono y eterno me trajo a las mientes esta tradición que oí hace poco en Soria. Intenté dormir...
No sé lo que he soñado en la noche pasada; triste, muy triste, debió ser el sueño pues despierto la angustia me duraba. Noté, al incorporarme,
Cuando volvemos las fugaces horas del pasado a evocar, temblando brilla en sus pestañas negras una lágrima pronta a resbalar. Y, al fin, resbala y cae como gota
Como enjambre de abejas irritadas, de un oscuro rincón de la memoria salen a perseguirme los recuerdos de las pasadas horas. Yo los quiero ahuyentar. ¡Esfuerzo inút…
Cuando me lo contaron sentí el frío de una hoja de acero en las entrañas; me apoyé contra el muro, y un instante la conciencia perdí de donde estaba. Cayó sobre mi espíritu la noche;
¿Será verdad que, cuando toca el sueño, con sus dedos de rosa, nuestros ojos, de la cárcel que habita huye el espíritu en vuelo presuroso? ¿Será verdad que, huésped de las nieblas…
Cuando entre la sombra oscura perdida una voz murmura turbando su triste calma, si en el fondo de mi alma la oigo dulce resonar,
¿Cómo vive esa rosa que has prendido junto a tu corazón? Nunca hasta ahora contemplé en el mundo junto al volcán la flor.