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¿Cómo estás, Puerto Rico, tú de socio asociado en sociedad? Al pie de cocoteros y guitarras, bajo la luna y junto al mar, ¡que suave honor andar del brazo,
Los negros, trabajando junto al vapor. Los árabes, vendie… los franceses, paseando y descansa… y el sol, ardiendo. En el puerto se acuesta
El cosmonauta, sin saberlo, arruina el negocio del mito de Dios sentado atento y fijo en un butacón inmenso. ¿Qué se han hecho los Tronos y Po…
La flauta gemía su melancolía. La flauta decía: no hay pena tan grande cual la pen… La flauta gemía
La sangre es un mar inmenso que baña todas las playas... Sobre sangre van los hombres, navegando en sus barcazas: reman, que reman, que reman,
La rumba revuelve su música espesa con un palo. Jengibre y canela... ¡Malo!
Fueron a cazar guitarras, bajo la luna llena. Y trajeron ésta, pálida, fina, esbelta, ojos de inagotable mulata,
Vi el corderito blanco, niño entre los corderos, con un gran tajo rojo desangrarse en silencio. Cerca, en la tarde fría,
Ésta es la canción del bongó: —Aquí el que más fino sea, responde, si llamo yo. Unos dicen: Ahora mismo, otros dicen: Allá voy.
Los turistas en el bar: Cantaliso, su guitarra, y un son que comienza a andar. No me paguen porque cante lo que nos les cantaré;
Mi patria es dulce por fuera, y muy amarga por dentro; mi patria es dulce por fuera, con su verde primavera, con su verde primavera,
En los dientes, la mañana, y la noche en el pellejo. ¿Quién será, quién no será? —El negro. Con ser hembra y no ser bella,
Sombras que sólo yo veo, me escoltan mis dos abuelos. Lanza con punta de hueso, tambor de cuero y madera: mi abuelo negro.
Soldado, aprende a tirar: Tú no me vayas a herir, que hay mucho que caminar. ¡Desde abajo has de tirar, si no me quieres herir!
Sola, sobre su ola de parado coral… Antillilandia vive, esperando el trompetazo del Juicio… Casa de vecindad, patio del Mar C… donde los inquilinos se juntan