#EscritoresCamagüeyanos #EscritoresCubanos
Grave, junto a la puerta del yanqu… vela un soldado el sueño de quien… ese cangrejo hervido, de pensamien… dueño de mi esperanza, del palo y… Allí, de piedra, inmóvil. Pero el…
Ciclón de raza, recién llegado a Cuba de las islas… Se crió en Bermudas, pero tiene parientes en Barbados. Estuvo en Puerto Rico.
Stalin, Capitán, a quien Changó proteja y a quien r… A tu lado, cantando, los hombres l… el chino, que respira con pulmón d… el negro, de ojos blancos y barbas…
Mendoza la bien sembrada, ciudad de luz y arboleda, en roca viva engastada... Amor de Marianetti, el Señor
Soldado, aprende a tirar: Tú no me vayas a herir, que hay mucho que caminar. ¡Desde abajo has de tirar, si no me quieres herir!
Sola, sobre su ola de parado coral… Antillilandia vive, esperando el trompetazo del Juicio… Casa de vecindad, patio del Mar C… donde los inquilinos se juntan
Que quieres, dicen, ser periodista. Eso, mi amigo, mucho me atrista. ¿Cómo, si eres,
Si es que me quieres matar, no esperes a que me duerma, pues no podré despertar. Muerto, ay, muerto y también dormido,
A Camagüey suelo ir por revivir mis claros días de infancia. Aspiro allá en su fragancia rosas que no volverán.
Ana María, la trenza que te cae sobre el pecho, me mira con ojos de serpiente desde su piel torcida.
Tus venas, la raíz de nuestros árb… La raíz de mi árbol, retorcida; La raíz de mi árbol, de tu árbol, De todos nuestros árboles, Bebiendo sangre, húmeda de sangre,
¡Qué vida la que vivimos en estos años de muerte! ¡Qué vida la que morimos! El ojo del policía, abierto de noche y día.
Como el conocido señor Jourdain, que a los cuarenta años aprende de su profesor de filosofía que ha estado hablando en prosa sin saberlo, bien pudiera decirse que no pocos prosistas, y ...
El Sena discurre circunspecto; civilizada linfa que saluda en silencio sacándose el sombrero.
Tus guantes puestos en la punta de tu cuerpo d… y el punch de tu sonrisa. El Norte es fiero y rudo, boxeado… Ese mismo Broadway,