Nieve
Y en fin, crecían los años entre las voces del divino mes de… Sombras incandescentes por las cal… bajo los arcos y en las laderas. Cipris: nada perdimos,
Voz lejana no me oíste hablando por debajo de lo nuestro, mirando con amor el solo piso.
Tempestad, tempestad, qué ángel terrible nos azota con s… resguardemos los corazones como el rebaño al cerrar la tarde. Vientos oscuros que azotan
¡Imperioso deseo de mi alma levanta pues los brazos para verte o permanece oculto, indiferente, para poder, al menos, ignorarte!
Mas no te engañes mundo, no te eng… igual de bajos somos los artistas sobre la misma cama o sobre el fan… de la altivez buscamos nuestras fl… Vestigios de una raza usurera,
Esto me basta, – luz, azules línea… para extraviar la brújula del bard… que aguarda en mí, la música divin… las delirantes huellas del cadalzo de la poesía ¿qué más diré?
Tendido, rendido sin otro lecho que el tosco lomo, sobre una noche nada complaciente platica el vagabundo con un charco… Sus harapos, de apostólica nobleza…
Callada está la tierra, con su enc… solía aclarar mi alma los mayores altos arcanos donde la luz del día y el carbonero cambiaban sus canci… Mirar el campo entero embellecido
Recuerdo la vergüenza, ese fulgor quemado en las mejillas de una mujer humilde, de un padre de familia sin trabajo y la del niño analfabeta
Tu cuerpo, de materia de horas, reposa junto al lecho de los soles… ardiente y aterido por tus olas renuevo en cada piedra mis fulgore… Su cieno, de dificil negro,
Quiero pensar que iba vestida para el teatro o algo más extravag… quizá para las carpas, quizá para mostrarse en medio de las calles concurridas
Con sencillas palabras de alto vue… oscuras más si menos dibujadas ondeó sobre el azul vivaz del Duer… un aire familiar que meditaba. ¿Era la voz de Antonio que herman…
Algo que decir: el pie sin paso busca, a tientas, superficies pero su danza es aérea y no hallará ya nada nuevo. Mas la…
Me aterra la ignorancia, peor destino no encuentro. Por eso templo mi vida al calor del pensamiento, y al fuego de las artes
Los talabas toda la noche con el hacha ligera y centelleante de tu sinuosa risa abierta e imantada por el aire: esos silencios.