Regatas, blancas regatas
de mi niñez novelera.
Abordajes de piratas
sobre la mar marinera.
Diminuto espectador
que con los ojos abiertos
vuelas en tu mirador
a otras playas y otros puertos,
persiguiendo desde el muro
las paralelas estelas,
sagitario del maduro
arco tenso de las velas.
A la marina ruleta
apuestas tu corazón
por el del aspa violeta
en el blanco grimpolón,
aquel que pilota un hombre
con un ancla en el jersey,
el que lleva sobre el nombre
una corona de rey.
Espectador, no ha lugar
a que goces tus novelas.
Ya no es tiempo y en la mar
agonizan las estelas.
Deja que juegue y que ría
la frivolidad naval.
Tu vida será algún día
una regata mortal.
De Versos humanos