¡Noel, el de la noche del prodigio,
Noel de barbas caudalosas,
Noel de las sorpresas delicadas
y las sandalias sigilosas!
Esta noche te dejo mi calzado
colgando en los balcones:
antes que hayas pasado frente a ellos,
no viertas tus bolsones.
Noel, Noel, te vas a encontrar húmedas
mis medias de rocío,
mirando con ojitos que te atisban
las barbazas de río...
Sacude el llanto y deja cada una
perfumada y llenita,
con el anillo de la Cenicienta
y el lobo de Caperucita...
Y no olvides a Marta. También deja
su zapatito abierto.
Es mi vecina, y yo la quiero, desde
que su mamita ha muerto.
Noel, dulce Noel, de las manazas
florecidas de domes,
de los ojitos pícaros y azules
y la barba en vellones!...