No pienses que caminas sola,
hay un hilo invisible que te nombra,
como la primera luz que no se ve,
pero que entra y toca la piel.
En algún lugar, sin ruido,
una pluma escribe sin prisa,
y en cada trazo, sin que lo sepas,
tu nombre se desliza, leve y claro.
Antes del despertar, ese alguien te piensa,
como se piensa el silencio,
como se espera la lluvia suave
que nunca rompe el sueño.
Y cuando la noche se hace pausa,
un suspiro se queda contigo,
un abrazo que no pesa,
un paseo que no termina.
No estás sola, aunque el viento cambie,
aunque la distancia se extienda,
hay alguien que en cada instante,
te guarda en su memoria callada.
Porque hay nombres que no necesitan ser dichos,
hay presencias que no necesitan palabras,
solo el roce dulce de un pensamiento
que no quiere más que cuidar.