Al parecer me he acostumbrado a tu
ausencia. Pues el pasar del tiempo
me ha hecho ser más recio conmigo.
Me obligué a dejar las quimeras
en las que te hacías presente,
quemé los recuerdos y mordí mis dudas
de saber si aun me piensas.
Decidí, que la esperanza de que vuelvas,
se evapore al igual que la melancolía
que me acompaña.
Me volví idóneo a olvidarte y pretender
que no existes; que no te quiero tanto.
El día 23 sin ti, decidí vivir con más fuerza,
con más avidez que ayer.