Lluvia, y después el sol, el sol violento,
y el cielo cielo, lípido, lejano.
Qué verde el árbol, verde, casi humano….
Y después la locura atroz del viento.
Oh mar del aire siempre en movimiento,
hoy encrespado, restallante, ufano;
mi mano levantada, no es mi mano,
y ya en el silbo sideral, ni cuento.
El hombre, la ciudad, la vida entera,
todo lo barre, y sola, transparente,
vibra en el aire la triunfal bandera.
Siglos y siglos corren por mi frente,
y oigo en el grito de la edad primera
Un mundo nuevo, puro, diferente.