Amante
e intérprete,
digno
y extraordinario,
de lo azul
poético,
porque tu idioma
es no audito axioma,
constante, fidedigno,
revolucionario y profético,
infalible e increíble,
paradójico e inconcuso, y óptimo,
mistagógico y abstruso y gnómico,
opulento y acendrado e icástico,
bufonesco, galicado y sarcástico,
eufónico, invocativo e impermutable,
marcial, declaratorio, patético,
teogónico y evocativo, inemulable,
sensual, laudatorio y dialéctico,
decadente, ataráxico y aliciente,
pintoresco, filantrópico, fantástico,
e imponente y dinámico, transparente,
dantesco, categórico, romántico,
enciclopédico, ecuménico, parenético,
estelífero y expansivo e insenescente,
lenitivo, simbolista, laberíntico,
eurítmico e imperativo, y modesto ente,
lucrativo y verista, verídico,
desiderable, corroborativo y exótico,
cordial, conciso e imprescindible,
inalienable, desiderativo y patriótico,
legal, estricto e indivisible,
único beneficiario,
de tu plectro espontáneo,
voluntario
e instantáneo,
y porque eres Redentor Literario,
nocente de este inventario,
protomártir literario,
a quien lo gallardo natural,
fundó sobre su colosal pedestal,
pero humorístico,
y misteriosamente risueño,
aun cuando pacífico,
residente en mágico sueño,
y sorpresivamente sencillo,
imposible siervo de su brillo,
con prodigioso talento mnemónico,
y ser neurótico,
filarmónico,
parsimonioso
y sincero, oficioso y primero,
e indulgente, longánimo, paciente,
e idealista
y magnánimo, clemente,
y cosmopolita,
resoluto,
y veraz propietario de sindéresis,
pero usas luto,
porque nadie puede imponerte diéresis,
por lo que ya referí,
y por ser cacoquímico,
y porque vibra en ti,
intensa impavidez,
porque fuiste esquizotímico,
siquiera una vez,
siempre impertérrito,
y criptestésico,
e imparcial,
aun menos usarás luto, porque es relevante decir:
Eres más que especial.