Elvio Romero

Esos días extraños

Vienes de afuera. Traes
Vitales adherencias en la mirada clara.
Se te ve el regocijo. El júbilo te invade.
Repites nombres, cosas. Y al punto te detienes
En ese espacio grave de distancia que existe
En ese espacio grave de distancia que existe
Entre el fervor que traes y el silencio que habito.
 
¿Qué tengo? ¿Qué contorno
De penumbra me sella y me fatiga?
¿Bajo qué precipicios cierro los ojos tristes
Y apenas ya converso con brumas imprecisas?
¿Qué sucede que apenas te conozco,
Que tu mirada clara se me borra en las manos
Y me enredo en mi noche y mis recuerdos?
 
Pronto ves que no entiendo.
Que no estoy. Que no escucho.
Que irremediablemente me pierdo en esa umbría
Donde, ciego y perdido, rompo mis pobres báculos
Que he bajado a una estancia de fiebres invasoras
De donde extraigo, huraño y melancólico,
Mis diarias cosechas, mis vinos silenciosos.
 
Algo quieres decirme. Algo quieres contarme.
Pero no estoy. No siento. Persisto en mi guarida.
Me hospedo en esa niebla donde a veces me pierdo,
Bajo la estera oculta donde me afano y doblo,
En la triste carlanca donde enfundo mi sangre,
En mi agujero amargo.

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