Viene, me digo siempre. Bella y nocturna, digo,
y está a mi lado y viene. Y en la noche descanso
junto a su pecho, al borde de su pecho, al remanso
de su cálida sombra sirviéndose de abrigo.
Siempre me digo, viene,
Bella y Nocturna, y siempre se levanta en mi sueño
despacio, apareciendo como en un bosque
umbrío, fiel y asidua en mi frente,
como alguien que debiera, siempre bella
en un bosque, responder cuando digo
Bella Nocturna en sueños
cuando me digo, viene.
Y acude fiel y asidua, con cálida sombra
cuando, Bella Nocturna, con su sombra me abrigo.