Tengo tu lengua encadenada a un poema
Coronación del alba
Has desatado la brumosa marea
Con esos tiernos veintidós disparos
Y ese incendio voraz que hubo en tus ojos
Yace anhelante el cisne entre estas
burdas temblorosas manos
Tibia latencia del papel en blanco
Al otro lado del lago se transfigura el ave
Y la amante en la sala de palacio
Ignorará este hechizo
No escuchará este ensalmo
No proferí promesa alguna
Sino solo graznidos antes de mi vuelo a Eurotas
Ileso y gris ante el ardiente proyectil del tedio
Olvidaré mañana el corrosivo deseo
que casi me cuesta la cordura
Al alisar mi renovado y mágico plumaje blanco.