Brotará la semilla en la ceniza,
florecerá la hiedra en la tormenta,
donde el mundo se quiebra y se lamenta,
una luz entre sombras se desliza.
Nada muere del todo si se irisa
la lluvia con el sol que la sustenta,
ni el eco se apacigua si la afrenta
del viento en su vaivén lo eterniza.
No hay final que no guarde un nuevo brote,
ni noche que no tenga su alborada,
ni herida que no cante su derroche.
El dolor es ceniza, y en su azote
germina la raíz ensimismada
que al alba sera tronco, flor ynoche