El viento entona un canto en la montaña,
susurra el mar su historia en cada ola,
las piedras guardan siglos de leyenda,
y un faro en sombra llora su memoria.
Gaitero errante, suenan tus lamentos,
despiertas los senderos del olvido,
y en cada nota llora el firmamento,
herida abierta en tiempos ya perdidos.
De prados verdes brotan los recuerdos,
el río entona cánticos dormidos,
se enciende el alba sobre los acantilados,
las almas vuelven al lugar querido.
Oh, gaita mía, grita en la alborada,
desgarra el aire con tu voz dorada,
que escuche el mundo el alma de Galicia,
y llore el cielo si la patria calla.
Y si algún día calla tu sonido,
que el mar lo guarde, fiel, en su latido.